Un domingo en la mañana como cualquier otro, fui a dar una vuelta por un pueblo que muchos deben conocer y recordar de algún paseo con la familia. Lugar que ha ganado fama por su tradición alfarera, sus empanadas de kilo y sus clásicos chanchitos de greda. No hace falta más preámbulo para darse cuenta que hablamos de Pomaire, el pueblo de la greda.
Todo comienza cuando se entra en auto a la calle principal y ves que una estampida de lugareños se acerca a ti para ofrecer estacionamiento. Solo uno logró su cometido, que cautivó al chofer del auto para estacionar en la calle "Roto Chileno". Nombre que algún ingenioso personaje le hizo honor, borrándole el "palito" a la primera letra. Por lo tanto no queda más que reírse y sacar la primera foto.
Al seguir por la callecita se empieza a sentir el olor a comida chilena, aparecen los hornos de barro humeando, las clásicas mesas y sillas plásticas y por supuesto los locales de venta de nuestro producto nacional; la greda. Tipos de locales hay muchos, unos optan por tener un estilo bodega de antigüedades. Acá abundan las pailas, braseros, budineras, tacitas y muchos otros productos (siempre de greda) apilados sobre muebles antiguos o partes de autos de estilo "Estúpido Cupido".
Están los innovadores en el tema, que ofrecen greda pintada o una budinera que al locatario del lado todavía no se le había ocurrido hacer.(Pero que seguramente al día siguiente la tendrá recién salida del horno para exponerla en su puesto).
Después de un exhaustivo análisis, tenemos al ganador de Pomaire, al más puro estilo nostálgico chileno. Aquél que nos acompañaba en nuestra pieza hace años pintada de rosado o verde o azul o amarillo. Aquél que tanto cuidabas, ya que contenía aquel tesorito que con mucho esfuerzo juntabas semana a semana con lo que no gastabas en el almuerzo del colegio. Nuestro querido chanchito de greda, una alcancía que generación tras generación sigue igual de rochonchita y que es recomendable llevar de recuerdo.
Después de dar saltos de puesto en puesto es imposible evitar aquel olor que se siente al llegar al lugar, por lo que hay que elegir el lugar indicado para comer la famosa empanada de kilo o un pastel de choclo en paila de greda. Para los más tradicionales pueden ir al "Restaurant San Francisco". Para los más achilenados que les gusta comer debajo de un parrón con el horno de barro al lado, está "El Nico". Para los callejeros hay lugares que venden para llevar.
En fin, esto está dedicado a todos los santiaguinos que acostumbran a merodear por la ciudad y quieren vivir un pedacito de chilenidad. Pomaire esta pa' visitar todos los días del año. Es una tranquila opción diferente a la playa o a la nieve. Y si se dan un tiempo extra para conversar con algún maestro artesano de la greda (y si anda de buena), tal vez puedan aprender algo más sobre como se trabaja este material y hasta le vendan un chanchito a mejor precio del que ya están.
Saludos..
Pecas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario